EL MATRIMONIO
Hace más de 3 años, estaba con un grupo de compañeros y realice el comentario que me quería casar en un futuro cercano. Uno de mis compañeros de forma inmediata dijo: "¿Para qué te vas a casar? ¡Mejor no te cases!", y créanme, hablaba muy en serio.
De manera desafortunada, en estos días casarse es una tortura, un sufrimiento, una esclavitud; es algo que les causa congoja y angustia. ¡Nadie lo ve como una institución de Dios!. Lo miran como una carga que no vale la pena llevar. Algunos mencionan: "Ni loco me casaría". Para eso -dicen las personas- existe la unión libre. No hay responsabilidad, no hay "cadena" que los ate a otra persona.
Nadie quiere compromiso en el día de hoy. Los hombres jóvenes de ahora, más parecen niños queriendo completar una misión en un juego de su celular que hombres planeando el futuro de sus vidas.
EL MATRIMONIO, INSTITUIDO POR DIOS:
El matrimonio es una institución establecida por el mismo Dios. Dios mismo instituyó el matrimonio en el Edén. El matrimonio es algo tan sagrado, que el Señor lo estableció antes de la caída del hombre (antes de que el hombre pecara). El matrimonio no es un invento humano, no es un invento terrenal, sino del mismo cielo. Algo divino.
"Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne". Génesis 2.24
EL MATRIMONIO ES BUENO PORQUE ES OBRA DE DIOS:
Leemos en los primeros capítulos del libro de Génesis que Dios, luego de cada obra realizada miraba que era buena. Incluyendo el matrimonio.
Por tanto, el acto de casarse es en honor a nuestro Dios y Creador. Es en obediencia a Él. Sabiendo que todo lo que Dios ha hecho es bueno y es para que podamos disfrutarlo y darle gloria a Él.
TRES (3) COSAS QUE HE APRENDIDO EN UN AÑO DE MATRIMONIO:
Este 04 de noviembre cumplí mi primer año de matrimonio. Han sido 365 días de mucho aprendizaje. Sin embargo, deseo compartir cosas que he aprendido sobre el matrimonio en este corto tiempo:
1) UN CORAZÓN PERDONADOR.
Los cristianos no somos perfectos. Somos pecadores regenerados por la sangre del cordero por pura misericordia y gracia de Dios.
Cuando nos casamos debemos comprender eso. No nos casamos con una persona perfecta, sino, con una persona pecadora redimida por el Señor. Por lo cual, es necesario saber que, nuestra pareja, tarde o temprano se equivocará o fallará en algo. (Y no estoy justificando las fallas). ¡Es necesario entenderlo!.
La obra que Dios hace cada día en nosotros, es reflejar a Cristo en nuestras vidas.
Nuestro carácter está siendo formado por el Señor. Y... ¿Como formar un corazón perdonador si no existen fallas?.
.
En este primer aniversario he aprendido a tener un corazón perdonador. Sabiendo que, así como Cristo perdonó a la Iglesia, su amada, así también debo perdonar a mi esposa. Cristo nos dio ejemplo que, amar también involucra perdonar. Imposible perdonar sin amor y también es imposible amar sin perdonar. El amor y el perdón van de la mano.
El perdón es un fruto del amor. Donde hay amor, hay perdón. El perdón no es obligado, el perdón nace cuando se ama.
Un corazón perdonador es un corazón que ama.
2) NO SIEMPRE TENDRÁS LA RAZÓN. (ADIÓS ORGULLO).
Si antes tomaba decisiones por mi propia cuenta, sabiendo que solo involucraba mi persona, no pasaba nada. Ahora, en el matrimonio, las decisiones se toman en consenso y no de manera individual. Somos una sola carne. Y... dentro de cada decisión hay que saber lo siguiente: ¡No siempre tendrás la razón!. En otras palabras, el orgullo no tiene lugar en el matrimonio. Si todo quieres que marche bien, claro.
He aprendido a hacer mi orgullo a un lado y aceptar esos consejos sabios y muy acertados de mi esposa. Eso no es malo en ninguna manera, al contrario, de eso se trata, es mi ayuda idónea. No pierdo mi "hombría" al aceptar que no tengo la razón.
3) MI ESPOSA, PERO TAMBIÉN MI AMIGA:
Hasta la fecha, no concibo tener una amiga a la cual le cuente más "secretos" que a mi esposa. Mi esposa es mi mejor amiga. Cuando algo me sucede, no veo el tiempo y la hora para contarle y desahogarme con ella. Eso tampoco es perder mi "hombría". Al contrario, es de sabios. Por lo cual, una de las cosas que jamás se deben perder en el matrimonio es la amistad con nuestra pareja. El día en que dejemos de contarnos las cosas, una parte esencial se está perdiendo en el matrimonio. La amistad crea sinceridad, transparencia y refugio. Amo a mi esposa no solo porque fue mi novia y ahora es mi esposa. Amo a mi esposa porque también es mi amiga, mi consejera y mi ayuda idónea. ¿Que más pedir?.
_
Sé que apenas vamos iniciando esta gran aventura, pero decidí escribir estas enseñanzas para nunca olvidarme que, en el matrimonio, Dios nos enseña mucho y está formando nuestro carácter como el de Cristo.
LO QUE DIOS HA UNIDO, EL HOMBRE NO LO SEPARE.
—¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”? Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Mt. 19.4-6
Así que, a seguir aprendiendo y amando. Dios sea con nosotros y con ustedes siempre.
Dios bendiga los matrimonios y los haga conforme a su corazón.
No hay mejor ejemplo para nuestros hijos que un matrimonio fuerte en el Señor.
Comentarios
Publicar un comentario