“Entonces dijo Dios: <<Sea la luz>> y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas” Génesis 1.3-4 LBLA
El poder de Su Palabra:
“Dijo Dios”, esta frase es complementada con “y fue así”, poniendo en relieve el poder de la Palabra Creadora de
Dios.
La orden divina se cumple de manera inmediata. Lo que Él menciona con su boca se ejecuta de manera perfecta y precisa. Sin errores y sin fallas. ¡Nada hay que Él no pueda crear! ¡Todo lo que ha dicho se cumplirá! (Ezequiel 12:28). ¡Su Palabra es poderosa!
La palabra del hombre:
Dicho sea de paso, el hombre no tiene ese mismo poder que Dios tiene con Su Palabra. El decir que nuestras palabras tienen poder para crear o decretar algo es herejía. El fin del hombre es este: Confiar en el poder de la Palabra de Dios y no en sus propias palabras llenas de engaño.
En tiempos difíciles no somos
de los que decretamos como si nuestra palabra tuviera poder; en tiempos
difíciles somos de los que confiamos sabiendo que la Palabra de Dios tiene
Poder y descansamos en ello.
Su Palabra en medio del desorden y las tinieblas:
En medio del desorden y las tinieblas (Gn. 1.2) Dios irrumpe con el poder de Su Palabra. Él dice: “Sea la luz”, obedeciendo inmediatamente todo lo que Él mencionó con su boca.
La solución, por así decirlo,
ante el desorden y las tinieblas fue lo que Su boca pronunció. “Sea la luz”. El
desorden y la densa oscuridad no fue un obstáculo para Su Palabra. La luz fue porque Dios dijo. Realmente las tinieblas no pudieron dominarla (Juan 1.5). No
hay tiniebla más poderosas que Su Palabra.
La misma “solución” de Dios
en el principio, sigue siendo la misma solución para nosotros hoy. Su Palabra.
Vio
Dios que la luz era buena y la separó:
La luz resplandeció sobre las
tinieblas y vio Dios que la luz era buena; por tal razón, el Señor separó la
luz de las tinieblas. Desde un principio Jehová separó las tinieblas de la luz.
Desde un principio la luz y las tinieblas no tienen ninguna relación. El
problema del hombre es el siguiente: El hombre vive queriendo unir lo que Dios
ya separó y separando lo que Dios ya unió.
Confiemos en el Poder de Su Palabra:
Querido lector, la Biblia
expone el Poder de la Palabra de nuestro Dios no para que la desechemos o
ignoremos sino, para que, leyendo y meditando en ellas, vengamos a confiar únicamente en Sus gloriosas Palabras.
¿Hubo algún obstáculo para
que no se cumpliera lo que Dios dijo?
¡De ninguna manera! El desorden
y las tinieblas no pudieron vencer al poder de Su Palabra. Esto fue en el
principio y sigue siendo hasta el día de hoy y hasta la eternidad.
Jesús, el Logos:
Juan nos explica en su
evangelio, que Jesús, el Verbo, estuvo desde el principio con Dios y quién por
medio de Él todas las cosas fueron hechas y que por medio de Él subsisten y las
tinieblas no prevalecieron ante Su luz (Juan 1.1-5).
H.R.Gómez
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